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Tenía tiempo que no escribía en mi diario, pero hoy me decidí a continuar,

Hoy es el día tres desde que me dieron el diagnostico de “Sospecha de COVID-19”, esta realidad de ahora, me ha dejado mucho que pensar, si bien estoy tranquilo y como muchos pensaba que morir era una gran solución, hoy, me enfrento a que posiblemente podría fallecer por mi antecedente médico, es por eso que me puse a pensar detenidamente sobre mi vida, y sí, me dio miedo saber que si muero, ya no sabré que pasa en el mundo, no sabré a que se enfrentará mi familia después de que yo me haya ido.

Ese pensamiento de que me apagaré y el no saber que existe después de la muerte, me llegó muy profundo, sé que una vez que mi cuerpo se haya apagado, no habrá marcha atrás y dejaré a todos atrás, mi mente se detuvo y llegué al punto en que no sé que pasaría una vez que me fuera, las preguntas que me llegan son tipo ¿Dejaría problemas? ¿Qué pasaría con mis cosas? ¿Cómo se enfrentaría mi madre a mi muerte? ¿Qué sentiría yo? ¿Qué pensaría yo?

Y me cayó el 20, yo, ya no sentiría nada; yo, no pensaría, no sabría nuca más que pasaría; yo, ya no existiría y ni cuenta me daría nunca más de ello… Dejaría atrás el dolor de haber perdido a la persona que más he amado en el mundo, pero también dejaría atrás dolor a mi familia y a los que me quieren.

Tengo mucho que hacer en la vida aún y no me quiero ir todavía, por lo pronto, me puse arreglar mis seguros y a dejar todas las contraseñas de mis cuentas bancarias para en el dado caso que pierda la batalla, tengan los menos problemas.

Hoy, al día 3, fue un día un poco más pesado, los dolores del cuerpo, garganta y pecho son más fuertes, tanto que decidí tomar medicamento para dormir y poder descansar, aunque soñé muy feo y no quería dormir más, pero por la tarde, todo fue más tranquilo, tuve la fuerza para escribir y seguir adelante. Estos momentos de lucidez me ayudan a saber que quiero seguir vivo y dejar lo malo atrás y comenzar mi nueva vida.

Muchas veces creemos que todo está muy lejos de nosotros y no pensamos que nos puede pasar a nosotros o alguien allegado a nosotros, sólo cuando nos pasa, es cuando nos damos cuenta de lo vulnerables que somos, allí comprendemos que esto, no es de un tipo de personas, todos estamos expuestos a enfermarnos y lo mío, no fue descuido, tenía dos meses en aislamiento súper bien, tuve que salir a la CDMX por mi medicamento y a actualizar el repositorio de mi trabajo y una semana después, comencé con los síntomas.

¿Cómo comencé a sentirme mal?
Fue el lunes 18 de mayo, casi cerca de la media noche para llegar al martes, cuando comencé a sentir un vacío en el pecho (siempre que me enfermo, es el primer síntoma que me da) allí supe que algo andaba mal. Desperté el martes 19, sintiendo dolor en la garganta, la espalda, las articulaciones y cabeza; además con tos y conjuntivitis, en ese momento pensé “es gripa”, pero recordé que estamos en pandemia y esos son los síntomas iniciales, continué mi mañana y en la junta mi jefa me preguntó que si estaba enfermo, era obvio que mi voz había cambiado y se notaba mi enfermedad.

Continué mi día, pero cada vez más me sentía pésimo, y estaba muy cansado y así que me fui a dormir un rato, por allí de las 4pm ya no podía, mi cuerpo me decía que ya estaba mal, así que fue como a las 5:30pm que solicité los servicios médicos y fue cuando el IMSS me extendió la “Incapacidad Laboral por Sospecha de COVID-19”, inmediatamente se me pidió que me aislara y evitara contacto con el mundo exterior y extremará las medidas de higiene para evitar contagios y para evitar enfermarme gravemente.

Así es como desde ese día, estoy en observación y esperando que los síntomas no se agraven y poder salir de esto.

Cuídense mucho, protéjanse y si pueden QUEDENSE EN CASA, eso es la principal defensa contra el COVID-19 y es lo que puede hacer la diferencia entre VIVIR y MORIR.



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