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Vivo en la Ciudad de México, pero soy originario de Zacatecas, cuando se detectó el primer caso de la COVID-19 en México, la empresa para la que laboro decidió que seguridad de cada uno, teníamos que comenzar a hacer “Home Office” y así fue, comencé a trabajar desde casa, en mi departamento de la Ciudad de México, adapté un rincón cerca de una ventana y con mis plantas, para estar cómodo mientras trabajaba.

Así pasaron los días y la pandemia siguió creciendo, por lo cual decidí mejor irme a Zacatecas a trabajar desde mi casa, aunque aislado y lejos de mi familia para no exponerlos a ellos por si llevaba el virus.

Así pasé 15 días aislado, y no me enfermé ni presenté síntomas, por lo cual decidí visitar a mis padres y estuve con ellos un día, fue hermoso convivir con ellos.

A los cuatro días después de ello, tuve que ir a la Ciudad de México por mi medicamento y a actualizar el estatus de mi trabajo, así que me preparé con mi alcohol en gel, mi cubre bocas y armé mi itinerario para pasar el menor tiempo posible en la ciudad.

Así llegué a la Central Camionera de Zacatecas, el aeropuerto estaba cerrado y por ende, los vuelos suspendidos, cuando trataba de comprar el boleto, el sistema se trabó cuatro veces, y esas cuatro veces tuvieron que reiniciar la computadora, llegó un momento en el que le dije a la vendedora -alguien no quiere que vaya a la Ciudad de México- recuerdo que ella sonrió, pero a mi se me hizo raro que pasara eso, digo, tengo 5 años viviendo en la Ciudad de México y es la primera vez que pasaba algo así, también porque compro los boletos por internet, pero esta vez, el sistema de internet también no estaba funcionando.

Bueno, compré el boleto y el camión salió con un retraso de 20 minutos por mi culpa.

Llegué a la Ciudad de México cerca de las 8:00 AM, fui directo al hospital a recoger el medicamento, estuve escasos 10 o 15 minutos allí, salí y me fui a la oficina, donde actualicé mi trabajo y tomé unas reuniones desde allí, finalicé y me fui a la Central para el regreso a Zacatecas. Mi estancia en la Ciudad de México fue de escasas 8 horas.

Llegué a Zacatecas de madrugada y una vez más me aislé por si las dudas y así me pasé varios días, cuando en el quinto día después de regresar de la Ciudad de México, desperté sintiendo con un vació en el pecho, en mi, siempre es señal de que me va a dar gripe, me dije a mi mismo que era gripa.

Comencé mi día tratando de no pensar en que me enfermaría y por la tarde comencé a sentirme un poco más mal y caliente, me tomé la temperatura y sorpresa, era de 37.8 grados, allí comencé a encender los focos rojos y a estar atento a los demás síntomas, me fui a descansar y toda la noche sentía mucho calor, pero me tomé una pastilla para dormir y caí.

Al otro día despierto y ya los síntomas de la enfermedad COVID-19 eran evidentes, traía tos, fiebre, dolor de garganta, dolor de cabeza, dolor articulaciones, dolor en el pecho, dolor en la espalda, cansancio, conjuntivitis, escurrimiento nasal, sangrado por la nariz, en general, me sentía mal, pero los síntomas eran muy leves, así que decidí trabajar, ya como por allí de las 03:00 PM, comencé con los síntomas un poco más fuertes y aunado a eso, había perdido el olfato y el gusto, fue cuando decidí llamar al 911 y me dieron una página de internet dónde el IMSS me extendió la baja medica con el diagnostico “Sospechoso COVID-19” y me pidieron aislarme y evitar salir de mi habitación, allí fue cuando comenzó todo un poco más pesado, los síntomas fueron aumentando en intensidad.

En la noche igual decidí tomar una pastilla para dormir porque con los dolores y la fiebre no me sentía muy bien, desperté al otro día cerca de las 11:00 AM y no me pude levantar, me dolía todo el cuerpo hasta para tomar agua, el dolor de cabeza y garganta eran muy intensos y había momentos en que se me iba el aire, los ojos me lloraban y me ardían, la temperatura era de 39 grados, en sí, todos los síntomas estaban muy fuertes y no tenía ánimos de nada, mas que de estar acostado y así me la pasé, recostado y tomando paracetamol para sobrellevar los síntomas, pero no veía que se me controlaban.

Todo el día así estuve en mi habitación, había ratos que mi cuerpo al estar tan cansado se dormía y así me quedaba recostado, me decían que mientras dormía roncaba y me quejaba mucho, yo soñaba, recuerdo un sueño muy explícito, estaba en un cementerio, había muchas tumbas de cantera, algo típico de Zacatecas, y todas con una cruz, solo había una con una Estrella de David y muchas piedras encima (Dentro de la cultura Judía, no se llevan flores, en su caso se lleva una piedra y se deja encima de la lápida, eso nos recuerda que un día vendrá el Mesías y reconstruirá el Templo de Jerusalén), yo me acerqué a esa lápida y tenía escrito “Víctor Dawson (Así es como me conoce la mayoría de la gente) – 1984-2020”, mientras soñaba eso, recuerdo haber despertado muy exaltado y sin poder respirar, es una de las sensaciones de desesperación de la cual he tenido más miedo en la vida, de allí en delante no quería dormir, tenía miedo, mucho miedo, miedo a dormir y no volver a despertar, pensaba en mi familia, en mis padres, en mis amigos, ¿Qué pasaría si muriera? ¿Veré desde fuera de mi cuerpo a los míos sufrir por mi? ¿Cómo sería recordado y que dirían de mi al irme? Esas interrogantes me las hice, llegue a una conclusión de que mi cuerpo se apagaría, así como cuando uno apaga el celular y ya no funciona, así me pasaría, mi cuerpo se apagaría, mi mente dejaría de funcionar, mi vida se extinguiría y no sabría nada más, no sabría que pasaría con mis cosas, con mi familia, con mis mascotas, con mis amigos, con la gente que me conoció, exacto, ya yo dejaría de existir y no sabría nada más, ni tendría una resurrección soñada como lo dice mi religión.

Así pasé otros dos días, sin dormir, sin comer, con muchos dolores, con miedo y un poco triste al pensar de como terminaría mi vida y con tantos proyectos en mente, fue cuando algo dentro de mi dijo que no, no me quería ir aún, quería hacer mis proyectos y ser una persona de bien y ayudar a mas gente, fue así como me levanté a pesar de tener dolor y caminé por la habitación y entraron mis perros y los acaricié y salí al patio a tomar aire fresco, aclaro que había llamado al 911 y solo me decían que me aislara, que mientras no me pusiera más grave no me iban hacer la prueba.

Al día siguiente la fiebre había cedido, estaba en 36.8 grados y los dolores estaban un poco mas calmados, fue un poco de alegría el que me dio, sentí un poco mas de alivio y me dije – ya chingué – fue cuando decidí buscar ayuda con los servicios de salud locales, ya que los privados aún no tenían pruebas disponibles, los servicios locales me ayudaron a que el IMSS por fin me aplicara la prueba; ya un poco más mejorado, sentía que lo peor había pasado, cuando llegué al hospital, ya me estaba esperando el especialista en inmunología en la puerta del hospital y dos enfermeras, las cuales traían guantes y un cubre boca para mi y comenzaron a ponerme alcohol en gel y me explicaban como iba entrar y hasta como caminar dentro del hospital, para esto, la gente que esperaba me veía muy detenidamente y algunos hasta se alejaron, sentir el rechazo siento que es lo mas pesado que uno como enfermo puede sentir; mientras caminaba hacía el consultorio del médico, sentía las miradas de la gente, sentía que era el centro de atención en ese momento, llegamos al consultorio, me senté como a dos metros del escritorio, el piso donde estaba la silla estaba marcado por cinta amarilla con líneas negras, marcando el área donde debería de estar, el médico comenzó a hacerme preguntas de rutina y relacionas a la sintomatología, y me dijo – eres apto para la prueba, todos tus síntomas dirigen a COVID-19 – fue entonces que me explicó el procedimiento que haría y se puso toda la vestimenta de protección y comenzó insertándome un hisopo enorme por la fosa nasal izquierda, le dio vueltas y lo retiró, el hisopo salió lleno de sangre y me dijo – necesito que te vea el especialista de enfermedades respiratorias, ya que podrías traer la infección muy fuerte en los pulmones, porque estas presentando sangre y eso no es bueno – yo solo asenté con la cabeza “si”, enseguida insertó otro hisopo en mi garganta, los puso en un tubo de ensayo para muestras médicas, siguió con retirarse toda la vestimenta y la desechó a la basura, y me dio las medidas de sanidad necesarias.

Después de eso, acudí con el especialista en las vías respiratoria, dónde me revisó y me dijo que no había un daño considerable en los pulmones, si había secuelas de la infección, pero no habían sido graves, me dio medicamento y me mandó a casa a seguir descansando.

A los dos días el médico especialista en inmunología me llama a mi celular – Hola Víctor, ¿Cómo estás? – me dijo; Yo contesté – bien doc, ya me siento un poco mejor –, él me respondió – muy bien Víctor, sigue aislándote y toma mucha agua y cuídate mucho, y pues te hablo para informarte que tu prueba salió positiva, así que necesito que te aísles, sigas con las medidas de sanidad que te dije, también necesito información de los familiares que viven contigo para estar al pendiente de su salud también, por si llegaran a presentar síntomas -, yo me quede como asombrado, no creía que a mi me hubiera tocado un virus que venía desde China, ósea, ¿no me saco la lotería, pero si me enfermo de un virus qué cruzó todo el pacifico? Solo le dije al médico – ok -, no recuerdo muy bien lo que me dijo o le dije después, estaba como en shock.

Los días fueron pasando y poco a poco me fui sintiendo mejor, algunos síntomas fueron bajando, como los dolores, la tos y el escurrimiento nasal, eso hizo que regresara a atender mis macetas y sembrar algunas nuevas, ya tenía ánimos de estar haciendo cosas.
Después de 14 días de la primer prueba, me volvieron hacer una más, esta sería para confirmar que estaba curado de la COVID-19, el procedimiento el mismo, un hisopo por la nariz y otro por la garganta, aunque esta vez me dolió un poco más y no salió él de la nariz con sangre, el médico comentó que no me dolió porque ya no traigo el cuerpo convaleciente y ya tengo más reacción a lo externo y eso era un síntoma de que estaba sanando mi cuerpo muy bien.

Dos días después me llama el médico y me dice – Hola Víctor, solo para informarte que los resultados de tu prueba son negativos, así que podríamos decir que estas curado de COVID-19, aunque es necesario que sigas unos días en aislamiento, cuidándote más y continua con las medidas de sanidad –

Escuchar “negativo” y “curado” me dieron un gran alivio y volví a sentir como el aire entraba en mis pulmones y podía beber ese oxigeno sin temor a sentir dolor o simplemente esa sensación de poder llevar el aire hacia adentro de mi cuerpo; esa experiencia me hizo tener la confianza para decir a los demás “cuídense, protéjanse y cuiden a sus familias”, es muy necesario ahora que aún no termina esta pandemia, cuidarnos, extremar precauciones y ser muy analíticos de la información que leemos, creo que lo peor es el estigma que tiene la gente, el que lo señalen a uno como algo malo, duele más que la propia enfermedad, si bien hubo momentos en que mejor quise morir y otros en los que estuve observando la muerte desde un poco más lejos que muchas personas, después de esa experiencia he decidido valorar mi vida, y no me importa que diga la gente o como me recuerden, lo importante es vivir y ayudar a vivir mejor a los demás.


Víctor Dawson – Junio 2020



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